Natalia Jaramillo (COLOMBIA)






Natalia Jaramillo. Escritora colombiana, nacida en Envigado, Antioquia. Licenciada en Español y Literatura y especialista en Gestión cultural. Fue profesora y promotora de lectura de niños y jóvenes. Ahora su tiempo de escritura lo comparte siendo redactora publicitaria en una agencia de comunicaciones de la ciudad de Medellín. Hasta el momento ha publicado los libros de poemas: "Poemas para matar a un hombre" ganador primer puesto modalidad Poesía en el Festival de Arte Joven 1999 de Antioquia; "Poecitas", Editorial J Ediciones,2013 “Golosinas para comer con las manos sucias” en la Editorial Pla-ke, México, 2015 y “Toda la sangre que nos queda” Editorial, Fallidos Editores, 2019 Medellín. Ha participado con relatos y poemas en revistas y antologías de México y España. Lleva un blog llamado ojodedevino.blogspot,  donde escribe algunas crónicas, recetas, poemas y relatos para sus amigos y algunos lectores desprevenidos. Participa activamente de la Fundación Librosbarco que trabaja por la promoción de la lectura en Colombia.


MEDELLÍN 90s

Hubo un tiempo teñido de mariposas,

una juventud que pasó entre bombas y balas.

Besos que se robaban en las esquinas delante del terror de la guerra,

o de las bombas con las que los narcos decían eran nuestros dueños.

Tantos amigos que morían porque sí

en esquinas macabras.

Tantas chicas que cambiaron sus vidas por un par de tetas grandes,

por una moto en la que se pudiera soportar la miseria de una vida triste.

Oíamos rock

mientras tomábamos de ese licor rojo y barato que teñía las tripas.

Nos abrazábamos creyendo que moriríamos jóvenes.

Leíamos, gritábamos y escribíamos poemas

como protesta por no ser como los otros,

(sicarios con vidas paradójicamente fáciles)

por querer seguir viviendo a pesar de tanta basura

que masacabra cualquier posibilidad de futuro.

Nos decíamos los primeros te amo

en medio de un país desangrado.

Poblamos el mundo huyendo de las amenazas de un secuestro.

El campo se volvió ajeno,

nos volvimos adultos encerrados en las ciudades

y parias por mulas.

No se podía hablar,

ni pensar,

ni ser correcto.

Tanta estupidez, tanta sangre que se ha vertido en los ríos

de los que ahora hacen  hidroeléctricas y también mueren

en este país que aún hoy no encuentra el horizonte.

Tanto futuro que hemos perdimos

por complacer los ideales de extraños.

Ahora, la ciudad se siente distinta,

caminamos junto a extranjeros que buscan y admiran

los vestigios del hombre que resquebrajó nuestras maneras.

Buscamos pintar las paredes para perder el miedo

y aprovechar la vejez que llega como un premio no merecido.

 

 

COMO LA VIDA

Este poema es ilógico

como es ilógica la rana golpeada por vahos venenosos

de vehículos homicidas y se esconde debajo de las sombras

para morir con las selvas bajo la aurora.

Este poema es esquizofrénico

como loco es el escarabajo perdido en desiertos de petróleo

golpeado incesantemente por la eterna sequía.

Este poema es extraño

como es inverosímil la risa de niños hambrientos

que miran las golondrinas en las mañanas de mayo.

Este poema es taciturno

como las chicharras que anuncian un domingo ausente de fortuna

a viejos olvidados en aceras polvorientas.

Este poema es conformista

como el arma que aleja a los amigos en fronteras invisibles

de ciudades marginales como gallinazos que comen basura.

Este poema es maldito

como el perdón que nunca dio el cocodrilo porque le despojaron de pieles

para adornar con joyas las risas de los amantes.

Este poema es eterno

como el canto del gallo al entrar en las uñas

de hombres que lo perdieron todo por el oro de sus tierras.

Así que este poema es efímero,

como la esperanza, como la risa,

como la vida.  


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