Berta Lucía Estrada (Colombia)



Compartimos una selección de poemas de la poeta Berta Lucía Estrada, escritora, ensayista y crítica literaria. Realizó estudios de Literatura en la Pontificia Universidad Javeriana. Maestría y Diploma de Estudios Profundos (DEA) en Literatura, en la Universidad de la Sorbona (París— Francia).
Berta Lucia Estrada, próximamente en el VIII Festival de Poesía de Fusagasugá.

        POEMAS INÉDITOS PARA EL FESTIVAL DE FUSAGASUGÁ:

 

       LA BITÁCORA DEL HASTÍO III


(A las mujeres desplazadas por la guerra
Viaja en un vagón de recuerdos
Bitácora del hastío)

La mujer antigua se balancea
en una mecedora que perdió sus colores
el sol quema su piel
un reloj de agua deja caer
gotas de tiempo
Sus sandalias rotas
vestigios de mundos desaparecidos
recuerdan los años mozos
amores olvidados
noches de sábanas sudadas
y el refrán de una canción
que la misma aurora creía olvidado
En la sima profunda de la memoria
se mira en el espejo
ve a una mujer vestida de blanco
cabellos recogidos
ojos, como líneas de horizonte
indagan al futuro
Los acordes de un viejo tiple
resuenan en sus oídos
La música
ancla ancorada de un pasado remoto
evita que naufrague en el desvarío
lamento nacido al comienzo de los tiempos
rompe el aire
navega en la luz
Llegan hasta mí, imágenes de otra vida
recuerdo sonidos
mis manos y pies
recuperan gestos
narran historias de otra era
desfilan mujeres errantes
desaviadas en la historia
dejan atrás
campos arrasados
olvido
desolación

LA HOJARASCA LE CERRÓ EL PASO


(A las decenas de comunidades colombianas
 que han sido masacradas por los grupos paramilitares y por los grupos de insurgencia)


El viento huracanado
borró los vestigios
de antiguas civilizaciones,
la hojarasca le cerró el paso
y ya no pudo encontrar
los guijarros
del camino del agua
En algún recodo de la memoria futura
Gretel la esperaría
por un espacio de tiempo infinito,
-persecula seculorum-
olvidó que los había robado;
dejándola a la deriva
sin retorno y sin memoria
En ese instante
la muerte se convirtió
en amante colectiva.
La muerte,
meretriz sin rostro,
no pudo mirarse en el espejo,
extravió la identidad de todos.
La muerte,
dama oscura de la última batalla,
le dio la espalda
al diálogo con la lluvia.
La muerte,
parada en un halo de tinieblas,
contempla la cárcava
que la sigue por doquier.
De cuando en cuando
se sube a su bajel
navega en las tinieblas

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