Yirama Castaño (Colombia)



Yirama Castaño Güiza. poeta invitada al VIII Festival de Poesía de Fusagasugá 2020. Nació en Socorro, Santander, Colombia. Poeta, periodista y editora. Participó en la creación de la Revista y de la Fundación Común Presencia. Hace parte del Comité Asesor del Encuentro Internacional de Mujeres Poetas de Cereté, Córdoba. Sus poemas han sido traducidos y publicados en medios de Colombia y el exterior. Ha participado en los más importantes Festivales de Poesía en Colombia y en Encuentros de escritores a nivel internacional.

Libros de poesía publicados:

El Sueño de la Otra, Ediciones El Humo, México, 2019. Segunda Edición. -Corps avant l´oubli, Cuerpos antes del olvido (Yirama Castaño, Stéphane Chaumet y Aleyda Quevedo), Ediciones de la Línea Imaginaria, Ecuador, 2016. -Poemas de amor (Yirama Castaño, Josefa Parra), Ediciones Corazón de Mango, 2016. -Malabar en el abismo, Antología, Común Presencia Editores, Colección los Conjurados, 2012. -Memoria de aprendiz, Común Presencia Editores, Colección Los Conjurados, 2011. -El sueño de la  otra, Colección Prometeo Serie Hipnos,1997, Primera Edición. Jardín de sombras, 1994. Naufragio de luna, 1990. -

Antologías más recientes:

Pájaros de sombra, 17 poetas colombianas, Vaso Roto ediciones. 2019. Queda la Palabra Yo, Antología de Poetas Colombianas Actuales. Ediciones La Palma, Colección eMe, España, 2018. -Antología Poética Ventre de Lumiére, Vientres de luz, 14 poetas colombianas + Jattín, Uniediciones, Colección Ladrones del Tiempo, 2017.


PARQUE NEVADO

Comienzo con la paciencia

que me concede el corazón de un pájaro

Desde ayer late en mí un escudo para el tiempo

Entonces,

la muerte es nuestro gran espejo

Acerca su manto a contraluz

y cuando llega la videncia

nos quedamos dentro

Damos pasos largos

entre cintura y espasmo

En el deslizar de la cascada

el agua corre por las venas

Abrazo de las piedras

donde no hay espacio para las fisuras del invento

El bosque es el único encanto:

sigilo y guardián de los silencios.

Recogimos el temblor en nuestros cuerpos

Como talismán

tomé el cristal de las batallas.


NACIMIENTO


Pretendemos

escalar la sombra que nos dejan

                   los peldaños del bien y el mal.

Sería un osado aquel que diera la respuesta.

Yo intento escribir un poema.

Y lo

hago porque muchas veces,

   en el espacio de luz

que atraviesa mi cuerpo,

en esos momentos

que nos pertenecen del todo

que son uno, compactos,

caminé por el mismo bosque

resbalé en las paredes lisas de la cascada

y me convertí en sacrificio en medio de las llamas.

A lo largo de este país,

fui cómplice en las cavernas de la noche.

Participé en la ronda de juegos de los iniciados.

Vomité la rabia

y tatué mi espalda con hojas de ortiga.

Ahora, llega el tiempo exacto

donde renuevo cantos de alabanza.

Salgo a la calle con el rostro transparente.

Y me quedo horas en el parque

                              a la espera de la luna.

Sólo ella dejará resbalar por mi pecho

   las cenizas.

Al amanecer comenzaré de nuevo. 

CENTINELA


En la esquina de la pirámide más lejana

toma la muerte su aposento

Allí son capaces los instantes

y la voracidad del tiempo

de cambiar el más grande misterio

y crucificar entonces a la mujer

que nunca fue llamada.

VITRALES EN LA CATEDRAL

Tras este pincel,

        resbala en el vidrio una leve mancha.

Sin otro pretexto para alumbrar el puente,

        cruzo esta orilla hasta el mismo miedo.

Sobre la herida

siembro en ti, muerte,

un sinfín de azul y rojo

            desde los sutiles fantasmas

      que habitan mis extremos.


MELODÍA NOCTURNA


Sopla el viento una larga cabellera blanca

Un presagio impone el riesgo a los caminantes

La voz acorta la pregunta

En la estela se quedan un bajo y un tenor

                                      haciendo dúo.

Si espero alguna vez, voy hacia el humo

El encanto se devuelve hacia lugares más lejanos

Existe la embriaguez en los senos

El pliegue de una pared recibe el cuerpo

          e inaugura un polo de sospecha.

Valen ecos cuando tu espíritu atraviesa

el insondable espacio que deja la amenaza

Aquí le

hacemos frente

Lo único que oímos es el martillar de los miedos

a través de la ventana

 

 

 

 

 

 

 

 

 



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