Ada Mondès (Francia)




Poeta y traductora (español-francés), publicó su primer poemario Les Témoins- Los Testigos con la Editorial Villa Cisneros (2017) seguido por Cruzar/Croiser (Ancres Vives 2018) en el marco de una residencia con la Alianza Francesa de Quito, Ecuador. Un viaje que la llevó desde Desde Nueva- Zelanda hasta Cuba, pasando Marruecos, Colombia, Honduras y Bielorrusia. Ha participado en varios festivales internacionales de poesía alrededor del mundo; su obra se encuentra publicada en diversas revistas y antologías, tanto en español como en francés. 


poemas en bilingüe francés – español

 I, de Le Droit à la Parole – El Derecho a la Palabra, Ed. 



I.

 

 El Derecho a la Palabra
 
 
 
niña ya conocía el sabor de la sangre ya conocía el sabor del hierro 
niña ya sabía lo que quiere decir la tierra lo que el mundo quiere callar 
niña en medio de los duelos enfermedades el horror de las guerras
niña pequeña el orfanato de ti misma
 
 
                                         no hay edad para sangrar
 
 
 
Cuántas veces corrí contra el cuchillo buscando carici
crucificada aún abrazar amores muertos entre brazos soldados 
erosionar todo sentimiento por frote pequeño pequeño
como cuerda de presos colgados quizás
mas limar todos los lazos – y saltan la luz los años
agotar la muerte a golpe de ilusión de caminar tan rápido 
usar la vida a fuerza de fuegos hambres fiebres insaciables
 
 
 
 
 
He cruzado el mundo una y otra vez
son horas en los vesbulos de las capitales 
instantes vertiginosos en las cantinas
unos libros se empeñan en arraigarme
un día hablarte de la nieve de los países blancos 
sepultados bajo idiomas hostiles
una noche contarte el desierto de las comarcas amarillas
hundidas en las estepas de la memori
de Jakarta a La Habana
esta sensación repetida de llegar tarde
 
y sin embargo sé
la cara de la multitud cavada y su cuerpo sin calor 
niños crecidos en los campos del cascote y el olvido 
sin más nombres que las flores salvajes
que las ciudades aprisionaron
 
 
los abrigos gastados dejados como segunda piel 
tejidos estrujados en los pasos del éxodo
bolsillos sin fondo los agujeros negros de las mangas desiertas
las órbitas huecas del recuerdo pueblan todas las camisas

hay noches de las que no se vuelv
el corazón descascarillado
frágil sin corteza – húmedo o duro
con todas las historias
lluviosas ávidas ardientes violentas 
no sé en qué realmente difieren los hombres
la Cordillera el Pacífico 
abren al mismo firmamento
y está hinchada la puerta de los años donde no pudieron irse
donde no supieron quedarse los exiliados del siglo
 
 
 
yo – así he de ser este animal sin violenci
una cabra de Chagall color esperanza
poeta-camaleón
de Keats Rilke hermana
mientras que en el tejido de las banderas se cosen las necrologías
de los países torturados
se neurotican nuestras musas bajo el ojo de las cámaras
pierde aliento el ángel asmático
en la carrera de los cuerpos prestados y sobre nuestros barrotes
crece el desamor de los hombres
 
 
 
yo – nací para un nuevo mileni
donde la muerte es el mejor business
que legalizan los dioses – la justicia humana
he visto
las manos gemelas
en la espalda juntadas
en la tortura  el rezo como pezuñas de bestia destreza del amarre
sobre el camino de muerte la mano que recorta alrededor del cuello
el camino de la hoja apenas estaba una camisa
y corre el hielo de la cuchilla
así se mata a hombres
en desprecio a las bellezas

que habían tomado sus ojos de los idiomas que hablaban
las máquinas siempre son puntuales
 
 
yo – con este corazón
donde ningún hombre jamás cupo
i curtida de sol muerto
en busca de la llave ajena
tras la lucha al cuchillo con la Gracia
la carne sola vencerá 
orgullos y excesos 
quién por negar los estragos de la soledad
ácido en el pecho 
ácido en el vientre 
ácido del alma que hace del hombre una fiera pobre
un mendigo sin cara ni sexo
 
 
se entregaría todo unas noches
por un ápice de ternura – entre dos palabras un beso en la frente deslizado
lejos de los profesionales de la mediocridad
los nacidos-sentados matacandelas de plena adolescencia
¡ay viejos para siempre para quienes la poesía es enfermedad infantil!
¡la celebro yo inmortal DE PIE!
 
 
que arda el sagrado desorden de mi espíritu
 
 
 
yo – apresurada por encontrar el lugar y la fórmula
i al fin del mundo i a Potosí
bajaré a los cráteres
buscar qué queda de un hombre en las minas de la vergüenza
sin pulmones sin dientes sin grito
ardientes de alcohol
entre las bocas del cobre y la piedra e iré a las ciudades
buscar qué queda de un hombre
que manda otros hombres al infierno
bajo el resplandor de unas palabras – fiordo archipiélago 
Lesbos Lampedusa Haïti Sumatra y también tú 
Nueva-Zelanda 
las islas están llenas de fantasmas tras enormes basuras
el viaje es imposibl
fiebrdonde todo testimonio trabaja de impotencia
en los guetos del mundo 
entre los vendedores de jaulas como ellos – como ellos estoy muriendo
en mediodías blancos y habladoras noches tropicales 
mi libro solo alumbra como el ojo de un tuerto

los sueños agujereados 
recojlas migas y las doy a los mudos
 
 
 
no creo en la casualidad de la Belleza de las palabras hermanas
vivir libre 
libro liberado librado ebri
derivar a la felicidad sencilla de las coincidencias
en una lengua enraizada en la imaginación
eternamente seré 
demasiado joven para la nieve de las cumbres 
mira recién llego sofocada
roja de paso
me queda algo de celofán alrededor
unas plumas pegadas juntas 
mas tengo memorias de ante-nacer
 
 
oh el don de volver a llamar los muertos
 
 
 
tengo memorias de ultra-yo
lloran en pétalos entre mis dedos abiertos
esta bandeja funeraria de ofrendas para un tiempo no-vivido cuyo peso mis manos un día recibieron
aquí voy 
palmas en flor acércate que por fin
te ofrezca – el presente
 
 
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hay días de apaa profunda el mundo se tiñe de mi melancolía el ahogo atractivo en el medio de los naufragios que pueblan cada noviembre esta piedra en el fondo de las entrañas no hay palabras más precisas para decir el abismo donde se hunde el peso sin encontrar ninguna resistencia u obstáculo alguno para seguir creciendo después de lo que la enfermedad ya fue cavando en mí galerías mojadas trenes para ratas corren en mi garganta y en el pecho su carrera sabe a hierro y máquina en mis oídos revienta un acordeón los acordeones siempre albergan coros de voces difuntas que la menor presión del fuelle sin piedad reaviva y la lluvia abreva afuera miles de soledades yo hubiera podido irme a la playa a cualquier lugar otra vez estaba en el carro y sola otra vez y no fui a ningún lugar el mar ya estaba en mí no sé por qué esas necesidades de salir de la casa como tentativas de respiro de un cetáceo de aliento corto que vuelve a la superficie al riesgo a la apuesta como en los naipes para ver para ver entonces que la ruta aún está y lloro sin tristeza mas por todas las bajezas de los hombres y sobre mí que todas las reconozco
 
 

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I.

 

 

Le Droit à la Parole

 

 

petite je savais jà le goût du sang je connaissais le goût du fer 
petite je savais ce que la terre voulait dire ce que le monde veut tair
petite parmi les deuils les maladies l’horreur des guerres
les renoncements du corps misère misère et son petit pain coupabl
petit petit l’orphelinat de toi-même

                                    il n’y a pas d’âge pour saigner 

combien de fois couru contre le couteau cherchant caresse
crucifiée encore enlacer les amours mortes entre bras soudés
à éroder tout sentiment par frottement petit peti
comme corde de prisonniers pendus peut-être
mais limer tous les liens – et les années sautent la lumièr
à épuiser la mort à coups d’illusions de marcher si vit
à user la vie à force de feux de faims inassouvies
 
 
 
jai traversé retraversé le monde
ce sont des heures passées dans le hall des capitales 
des instants vertigineux dans les cantines
quelques livres s’entêtent à m’attacher
un jour te parler de la neige des pays blancs 
enfouis sous des langues hostiles
une nuit te conter le désert des contrées jaunes
ensevelies dans les steppes de la mémoire 
de Jakarta à La Havane
cette sensation répétée d’arriver trop tard
 
 
et pourtant je sais
le visage de la foule creusé et son corps sans chaleur 
enfants grandis dans les champs de gravats et d’oubl
privés de noms comme les fleurs sauvages
que leurs villes ont retenues captives
 
 
je sais les manteaux ôtés comme seconde peau 
dans les pas de l’exode des tissus froissés
des poches sans fond les trous noirs des manches désertées 
les orbites vides du souvenir peuplent toutes les chemises
il est des nuits dont on ne revient pas 
le cœur décortiqué
fragile sans l’écorce – humide ou rassi
avec toutes les histoires
pluvieuses avides violentes brûlées 
je ne sais
en quoi vraiment les hommes diffèren
le Pacifique ou la Cordillère
ouvrent au même firmament
et la porte est gonflée des années 
où n’ont pas pu partir
où n’ont pas su rester
les exilés du siècle
 
 
 
moi je serai donc cet animal sans violence 
une chèvre de Chagall couleur espoir
poète-caméléon 
de Keats de Rilke la sœur 
tandis que les drapeaux
se cousent des nécrologies 
des pays torturés
nos muses se névrosent 
sous l’œil des caméras
l’ange asthmatique s’essouffl
dans la course aux corps prêtés
et sur la mousse de nos barreaux 
croît le désamour des hommes
 
 
 
moi je suis née pour un nouveau millénaire 
la mort est le meilleur business
que légalisent les dieux – la justice des hommes 
jai vu
les mains jumelles 
jointes dans le dos
dans la torture la prièr
comme sabots de tes 
habilement liées
sur le trajet de mort
dans la main en découpe 
autour du col
le chemin de la lam
la chemise à peine
et la glace du couperet 
ainsi on tue des hommes
sans souci des beautés
que leurs yeux avaient prises 
des langues qu’ils parlaient
les machines toujours sont à l’heure
 
 
 
moi – avec ce cœur où nul homme jamais n’a tenu debou
jirai tannée de soleil mort
chercher la clé de l’ailleurs
après la lutte au couteau avec la Grâce
la chair seule aura raison de nos orgueils de nos excès 
qui peut nier les ravages de la solitude
cet acide dans la poitrine dans le ventre acide de l’âme
qui fait de l'homme une bête pauvre 
un mendiant sans sexe et sans visage
 
 
on donnerait tout certains soirs
pour un peu de tendresse – glissée entre deux mot
être embrassé sur le front
loin des professionnels de la médiocrité
ces éternels assis les éteigneurs de pleine adolescence
vieux pour toujours pour qui la poésie est maladie infantil
je la célèbre immortelle DEBOUT !

 
                          que brûle le désordre sacré de mon espri


moi pressée de trouver le lieu et la formule
j'irai au bout du monde 
j'irai à Potosí 
voir les hommes avalés par la montagn
voir la montagne que les hommes rongen
j'irai dans les cratères
chercher ce qu'il reste d'un homm
dans les mines de la honte
sans poumons sans dents – sans cri
et brûlés d'alcool
dans les bouches du cuivre et de la pierre 
et j'irai dans les villes
chercher ce qu'il reste d'un homme
qui envoie un autre homme en enfer
sous la splendeur des mots fjords archipels
Lesbos Lampedusa Haïti Sumatra et toi aussi Nouvelle-Zélande 
les îles sont pleines de fantômes
derrière d'énormes poubelles
le voyage cette impossible fièvre
tout témoignage travaille d'impuissance
dans les ghettos du monde entre les marchands de cages 
comme eux – comme eux je crève
dans les midis blancs les nuits tropicales bavardes 
mon livre est seul et clair comme l’œil d'un borgne 
les rêves tout troués
je ramasse les miettes et les donne 
aux muets
 
 
 
je ne crois pas au hasard de la Beauté 
des mots frères
de vivre à livre libre délivrée ivre dériver
au simple bonheur des coïncidences
dans une langue enracinée à limaginaire
je serai éternellement trop jeune pour les neiges des sommet
regarde j’arrive à peine rouge essoufflée de passage
il me reste un peu de cellophane autour 
quelques plumes collées ensemble mai
jai des mémoires d’avant-naissance


                 ô le don de rappeler les mort


jai des mémoires d’outre-moi
qui pleurent en pétales entre mes doigts ouverts
ce plateau mortuaire d’offrandes pour un temps non-vécu 
dont mes mains ont un jour reçu le poids
voici que javance 
les paumes en fleurs 
approche qu’enfin
je t’offre – le présent
 
 
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il est des jours d’apathies profondes le monde teint de mélancolie l’attrayante noyade au milieu des naufrages dont tout novembre abonde cette pierre au fond des entrailles il n’est pas de mot plus précis pour dire l’abîme le poids s’enfonce sans rencontrer de résistance ni d’obstacle après ce que la maladie jà a creusé en moi de galeries mouillées des trains pour des rats dévalent ma gorge et dans la poitrine leur course a goût de fer et de machine à mes oreilles un accordéon explose les accordéons abritent des chœurs de voix mortes que la moindre pression de soufflet impitoyable ravive – et la pluie abreuve dehors des milliers de solitudes j’aurais pu aller à la plage n’importe où jétais à nouveau en voiture à nouveau seule et je ne suis allée nulle part la mer jà était en moi je ne sais pourquoi ce besoin de sortir de la maison comme tentatives de respiration d’un cétacé au souffle court comme aux cartes pour voir pour voir alors que la route est toujours là et je pleure sans chagrin mais pour toutes les bassesses des hommes et sur moi qui toutes les reconnais
 
 

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