Héctor Cuestas (COLOMBIA)
Licenciado
en filosofía y leras de la Universidad Santo Tomás, docente, fotógrafo
artístico, miembro de la revista literaria, Grito y del grupo literario
Acoletras. Parte de su obra aparece publicada en revistas, periódicos y en las
antologías Poetas locales y Artistas
fusagasugueños de la Alcaldía de Fusagasugá entre los años 2006 a 2012. Es
también miembro del Colectivo Literario La Metáfora. Su cuento: Al filo de la
medianoche fue publicado por la Asociación Cultural de Fusagasugá en la
antología de cuento: Fusagasugá, terruño de historias, 1989. En el año 2016 uno
de sus cuentos titulado Eloísa, fue seleccionado por Fusagasugá para la
Antología nacional Relata 2016 del Ministerio de Cultura. Su cuento El Trasplante
fue publicado en la Antología de Cuento y Poesía Juntos Contamos a Fusagasugá
en el año 2017. Autor de una selección
poética inédita titulada Del cielo y del infierno y de micro-cuentos, leyendas,
fábulas, coplas, entre otros.
Ocaso
Cuando la luz cálida
de un día radiante
comienza a decaer,
cuando el lienzo azul
infinito
salpicado de ovejas
amorfas
se desdibuja en el
horizonte,
cuando el calor
hostigante
de ese sol, antes
canicular,
de las tardes de verano
se debilita segundo a
segundo;
cuando el tiempo,
en su silenciosa,
sabia e imparable marcha
nos pinta en la lejanía
esos mágicos arreboles
sobre El Quininí
y nos muestra esa gigante
yema roja,
como un ojo de cíclope
divino
que nos mira y nos
condena
a envejecer cada segundo,
es justo cuando sabemos
que todo afán acaba,
que no hay ningún fuego
que calcine el alma,
es cuando tenemos la
certeza
de que tras el día más
tortuoso
de nuestras vidas,
puede asomar una luna
llena
bañándonos de esperanza.
Mágico
momento
Es ese naranja denso
del sol que se posa
sobre el mágico
montículo,
el mismo que pinta de
dorado
ese borde de tu cabello
y delinea tu rostro
plasmando tu silueta
en el horizonte,
formando un juego
geométrico
que se funde con el
paisaje
de este instante
crepuscular.
Es ese astro luminoso
que apaciguó sus rayos
y se maquilló de rojo
para rendir homenaje
a tu mística belleza.
Es ese atardecer de
ensueño
que pareciera
confabularse
con tu hechicera mirada
y tus labios callados
para encadenar mi alma.
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