Myriam Johanna Campos Sánchez (COLOMBIA)

Nació en Chía Cundinamarca el 19 de junio de 1985. Radicada en Facatativá desde hace 24

años. Es docente normalista y una orgullosa madre de dos niños. Realizó un ejercicio

político con la cultura como bandera. Es cofundadora de Funcarú (Fundación cultural y

artística Urapán), hace parte de Colectivo Poetiza (palabras de mujer), hace parte del

Colectivo Literario Colibríes. Ha participado en encuentros literarios de diferentes

municipios y en la feria del libro 2019 con Tertulia Facatativá. Participa actualmente de los

talleres de Relata del Ministerio de Cultura

Hubo un tiempo

Hubo un tiempo en que los días se hicieron lentos, el silencio gritaba en las calles y nunca

sentimos tanto miedo de recibir un abrazo.

También hubo un tiempo en el que  las sonrisas y las palabras se escondían bajo una tela

mágica capaz de prolongar la vida Y en ese mismo tiempo los hombres aprendieron a leer

los ojos.

Con los ojos sonreían, mostraban sorpresa,

Enojo, tristeza.

Con los ojos afirmaban, negaban y dudaban.

Con los ojos saludaban e irónicamente también ignoraban.

Con los ojos coqueteaban y también se enamoraban.

Entonces ese fue el tiempo en el que el lenguaje de los ojos era el más usado.

Y como aún estamos en ese tiempo...

Puedes intentar aplaudir con los ojos?.

Impetración

Gritó desde la tierra, esa que da plátanos y cacao.

No quería estar allí pero nada se puede hacer con la voluntad de hombres necios enfermos

de poder.

Gritó desde el filo plateado del intruso que profano la carne, desgarrando sueños.

Gritó desde el frío del asfalto y de esa calle oscura con bombillas parpadeantes, testigos que

nunca rindieron su versión de los hechos.

Gritó, y aun así, su lamento se seca ante la mirada indiferente del que nada le afecta.

Gritó pidiendo consideración.

No quiere salir de los cálidos torrentes si no es necesario y suplica que le den la

oportunidad de vivir, aunque sea en una nevera esperando un desafortunado que la ame.

Desde las entrañas de la tierra grita confundida la sangre, que sin hacer mayor daño, fue

derramada por capricho de unos cuantos sin venas.