Alberto Castaño (Colombia)




 

Luis Alberto Castaño Montoya. 

Manzanares, Caldas Colombia. 
Obras publicadas:

*Réplica de la lejanía
*Injurias
*Días grises

Otra parte de su obra ha sido publicada en revistas, periódicos y en algunas antologías poéticas.
Poeta del Colectivo Literario La Metáfora y de la Asociación del Grupo Literario ACOLETRAS de Fusagasugá. Cofundador de la revista Trashumancias y Desde los Barrios. Redactor de prensa en Suma Opinión y en algunos periódicos locales. Participación en varios festivales Internacionales.       

DÍAS GRISES

 

¡Para qué quiero una flor

si lo que tengo es hambre!

irascible, irracional,

hambre de hiena.

La misma que socava

las entrañas heridas

de los combatientes

y hace largos y grises

los días de la espera.

La misma hambre

que llega al hospital

a refugiarse

bajo las sábanas raídas

de los enfermos pobres

huyendo de los pueblos arrasados

y de los campos

saturados de guerra,

donde la metralla ostenta

más virtud que el trigo

y la sangre que brota

-de repente-

como flores furtivas,

es promesa de abundancia

a las aves carroñeras.

El hambre sin escrúpulos

que aborda al vagabundo

en su alucinado viaje

sin meta, sin tregua y sin retorno;

deambulando intrincado laberinto

donde, hasta la misma muerte

suele tornarse esquiva.

La misma hambre lenta y fatigada

que camina descalza

por el ancianato:

Sórdido monumento a la nostalgia;

donde la experiencia se pudre

de soledad y olvido.

El hambre elemental,

proletaria, cotidiana,

que, a mansalva, ataca

el austero cambuche

de los jornaleros

y el albergue transitorio

donde los sobrevivientes

y los desterrados toman aliento

o cambian de estrategia

para seguir la vida.

O el hambre aquella

que, en su lucha impía

de sus brazos magros

arrebató a la madre

el hijo que temblaba,

como un pétalo,

de frío, de miedo

y de desesperanza.

¡Para qué quiero una flor

si mi tristeza es de hambre!

y el hambre duele más

que la tristeza.

 

 

ÉXODO SIN FIN

¡Píntame un poema

Camarada!

Con tus manos obreras

Que no truncan la esperanza

Ni la vida de los hombres.

Y, por ende,

No destruyen ni mancillan

La inmaculada belleza

De las cosas.

Píntame,

Con la sangre de los mártires,

El éxodo sin fin

De los desamparados.

Pinta con la aureola

De los héroes,

¡Rapaces gavilanes!

Engullendo palomas.

¡Escribe una pintura colosal!

Donde haya espacio

Para desparramar tú rabia

Y tu desprecio

Por los que usurpan la libertad

Y envilecen la vida.

Y si se acaba el color

Pinta con sangre

Un grito de dolor

¡Terrible como un trueno!

Que rompa los oídos del verdugo

Y se escuche más allá de las fronteras.

Protesta a color

Y si es posible

Pinta el recuerdo

Del amor perdido

Que, si bien,

Muchos de los que amábamos

Se han ido,

Aún nos queda la patria,

¡Compañeros!


SIMPLICIDAD 


 

 


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