Colectivo literario Conjuro Poético (COLOMBIA)



Conjuro poético:

Conjuro Poético es la reunión de seis escritoras y amigas latinoamericanas que se encontraron en medio del aislamiento para compartir el goce del verso. Este espacio nace en la virtualidad y a través de él ritualizamos la palabra, reivindicamos su poder y buscamos el diálogo constante y crítico con el mundo que habitamos. Hemos venido difundiendo nuestro quehacer, abriendo la posibilidad de interactuar con otras creadoras y creadores, abordando distintas temáticas que nos preocupan, nos enamoran y nos hacen cuestionar. La poesía para nosotras es resistencia, esperanza, contención ante el dolor del mundo, espíritu, manifestación vital y libertad.

 

Poetas, reseñas y poemas:

Adriana Carrillo Moreno-Bruja poeta

Bruja, mujer y humana, escritora y psicóloga, gestora de proyectos y hacedora en colectivos literarios. Defensora de las letras femeninas y del espacio que les corresponde. Autora de los libros Desmadejándome (2016), Preguntas (2018) Con las yemas de la piel (2018). Ruta (2019) Y Co-autora de los libros De Susurros a Gritos y Cuentos del Altillo (2016). También es creadora de Impulso espacio de exploración mágica donde realiza eventos como “Poemagia”. Y socia y lideresa en la empresa DADO diseño para todos y su línea Editorial Braille, con la cual ha hecho varios libros con enfoque sensorial y braille.


Un dedo letal, eso quiero

Un dedo de musgo

Un dedo de menta y mezcal

Un dedo de piedra entre el río

Un dedo de saliva, de mar

Un dedo, dos dedos tal vez

Uno en cada mejilla

Para hacerme cosquillas en la boca

Dos, tres,

para el ombligo y la boca de mi estómago

Uno para el fondo

dos en el paladar

Dos, cuatro

Dos para dos

Cinco para toda la mano

Toda la mano en la espalda

Un dedo en el coxis

de camino a la nuca

dos manos, una boca

una boca que me bese con un dedo

un dedo, eso quiero

un dedo que encuentre mi dedo

un dedo que cuente del cuerpo

de tu cuerpo de palabras

de un dedo entre un cuerpo

mi cuerpo.


Luciana Nacimento, de 32 años, oriunda de Morón, Buenos Aires, es Maestra de Arte Dramático, actriz y escritora. Ha ganado diversos premios entre los que se destacan el 1º premio del Concurso de poesía Ginés García Y De Ensayo Sobre Los Treinta Años De Democracia (Buenos Aires, 2013); 3º premio del Concurso Iberoamericano HEPTAGRAMA (Perú, 2014) y el 3º premio II Concurso Litteratura (Barcelona, 2016), además de diversas menciones honoríficas.

En el año 2018 publicó de manera independiente su primer poemario titualdo “Actitud Lírica”, impreso en Colombia, el cual fue merecedor  en Enero de 2019, del premio de publicación de la editorial mexicana Literatelia, impreso en octubre del mismo año. 

La autora ha participado de diversos festivales nacionales e internacionales.

Recientemente ha finalizado su segundo libro titulado "Saudades y mareas".

 

EL RÓTULO DE MIS VALIJAS

 

Ciudad de México decía el rótulo de mis valijas

Ciudad de México, y mi nombre.

Yo tenía cincuenta kilos en ropa y algunos detalles en mano:

Atrapasueños, crucigramas, sedantes que no debería tomar

 

Ciudad de México, quería decir

Que entradas las seis de la tarde comenzaría a transmitirse

Mi mejor sueño en directo desde el aterrizaje

         Y quería decir

Elote, epazote, chile de árbol

Las gotas espesas de las lluvias de agosto

Las voces del mercado, llévele güerita, llévele

Las instituciones señalando con su dedo vengador

 

Y quería decir   

Aquí todo huele a maíz,

Hasta los zapatos de las matronas que bailan danzón

Los laberintos escalonados de los metros

Arrastrando la prisa a cada recodo de la ciudad

Las montañas encendidas en los atardeceres pardos

Verificados desde una terraza con un cigarro en los labios

Los museos semi hundidos, la vieja Tenochtitlán

Resucitándose en los corazones rebeldes

 

Ciudad de México, quería decir entonces

Compraremos nuestras ropas en Tepito

Y las sacaremos a brillar al aire docto de la Cineteca

A las arterias adoquinadas de Coyoacán.

 

Ciudad de México decía el rótulo de mis valijas

Ciudad de México, y mi nombre.

Yo tendría –desde ahí- infinitas carreteras

Mostrándome siete estados al nivel de los cerros.

 

Ciudad de México, quería decir entonces

Las vueltas a las perpetuas góndolas    eligiendo la mejor carne

La casa de mi amigo derrumbándose en palidez

Y renaciendo en acordes de blues

Lunas y soles entreviéndose desde aeropuertos y aviones

Tomando fotos imaginarias para pegar en el poema

         Y quería decir

Acordeones ganándose la vida con desafinadas coplas

Inmensa bola negra opacando los matices de la ciudad

Preguntándome a cuarenta mil pies de altura cómo sería

Ver un aterrizaje si no hubiera tanto humo

 

Ciudad de México, quería decir

La prisa de correr contra las agujas del tiempo

El tic tac justificado de la soledad

El pollo vencido del mercado

Las manos de la que llamé Mi amor

         Y quería decir

Los pueblos mágicos de permitidas gestiones

La transparencia del Pacífico  extasiado de coral

El adobo del pescado asado a orillas de alguna playa

Un pueblo en el desierto, mezquite, peyote y huichol

 

Ciudad de México, quería decir entonces

Lo arruiné todo, todo lo que desfiló por mis dedos

Los paseos de domingo hasta el centro de la tierra

Los zapatos de la contadora acercándose a la puerta con un monstruo en la boca

Una helada Victoria dispuesta frente a mí

La cima de las pirámides distrayendo a mi estupidez

         Y yo

Que invariablemente sería una extraña digna de conversación

Avanzando siempre como por vez primera

Probando un trago de mezcal y afirmando

Me sienta tan bien como si el whisky fuera de barro

 

Y de nuevo

Relojes enteros a la orden del poema

Tardes y noches desde aeropuertos y aviones

El tic tac justificado de la soledad

El pollo vencido del mercado, las manos de mi amor,

Dilucidando el vencimiento de esos tiempos

Escapando a un hotel en Guatemala para volver a ingresar

Siempre,

Por la sombra de la ley.

 

Ciudad de México decía el rótulo de mis valijas

Ciudad de México, y mi nombre.

 

 ÁNGELA ACERO RODRÍGUEZ

 

Diciembre 1981, Bogotá. Profesional en Filosofía. Creció con la generación de la música en cassettes, el rock alternativo y los libros para bolsillos citadinos. Tiene una fascinación por los gatos, las metáforas, los árboles y el chocolate; colecciona paisajes detenidos en postales, hace música y fotografía. Tiene cuatro publicaciones de poesía: "Manecillas en estado alterado" (2013), "Dos días después de vos" (2016), "La Poetería" (2018) y “Los peldaños de la inercia” (2019). Coordina talleres de escritura para jóvenes y adultos. Ha participado de varias antologías de escritores, programas de radio, festivales y encuentros de poesía nacionales e internacionales. Vive en Bogotá, su ciudad natal, pero tiene un alto porcentaje de su alma en Córdoba (Argentina). Ama el cielo despejado y disfruta de las cosas simples.

 

INFANCIA      (Ángela Acero Rodríguez)

 

El abuelo repasa la vida

en el sillón de la plaza,

reconoce cada paloma

que ha comido en silencio las sobras,

lleva la cuenta de sus nuevas arrugas

y parece reclamarle al sol

cada mancha de su frente...

Ansía ser el niño

que ganaba canicas en el atrio de la iglesia

apostando con los santos

la salvación del mundo

o la próxima resurrección.

 

El abuelo solitario

remueve sus dolores en café

y le pone azúcar a la tarde

para que deje de ser amarga

ante los ojos del cielo.

 

No desagradece la vida,

solo extraña esas tardes

cuando la alegría sabía

a helado de limón,

y a correr de la mano de su madre

en el parque florecido.

 

El abuelo no recuerda

a qué sabía el silencio

ni la oración antes de la cena,

no recuerda a cuántos pájaros

les perdonó la vida

en tardes de caucheras,

no recuerda en cuál esquina

descansaban sus miedos

después de patrullar las sonrisas.

 

y ahora es noche

y es enero

y está por llover...

un sillón llora en la plaza

hace falta la memoria,

las palomas,

el helado,

las sobras,

la alegría,

el abuelo

y todo el resto de mi infancia.


Stefhany Rojas Wagner (Bogotá, 1994). Poeta, novelista, artista collage, periodista y gestora cultural. Es profesional en Estudios Literarios de la Universidad Autónoma de Colombia y egresada del preparatorio de Artes Plásticas y Visuales de la ASAB. Ganadora de la convocatoria de Pasantías en Bibliotecas Públicas del Programa Nacional de Estímulos, Ministerio de Cultura de Colombia, 2019, con el proyecto-libro de entrevistas periodísticas a mujeres que han sufrido la violencia Mi cuerpo como un río (Guatapé, 2019). Ha sido incluida en La vida es bella: Antología poética de cine  (Escarabajo Editorial, Bogotá, 2019). Ha participado en festivales de poesía como el 28º Festival Internacional de Poesía de Medellín. Actualmente, reside en Buenos Aires, Argentina..

 

MAMÁ, ME VOY PARA LA GUERRA Y ES PROBABLE QUE ME MATEN

 

Mi poesía es una metralleta

mi corazón es una metralleta,

así que bombea bombea

en esta ciudad jaula en que mis vísceras se han envenenado,

los pensamientos que me llegan del mundo

ya no me importan,

cierro mis ojos y contemplo el infinito,

me acuesto en el asfalto,

me recojo

y doy frutos

también pájaros,

hago el amor sobre la herrumbre

y de mi boca crecen puentes

a otros mundos,

soy un animal salvaje que se desgarra

y ve su alma más pura que el petróleo.

Voy a raspar un fósforo,

incineraré esta ciudad

y me fumaré el ripio

mientras dejo caer mis pies en el agua

para que los peces beban de mis cicatrices.


Camila Taborda (1995). Mis preguntas nacieron en Medellín, como yo. Me criaron a punta de caldo de pescado y mango pintón. Escribí mi primer cuento frente a un computador que se parecía más a una caja, con un sistema operativo del mismo año en que nací: Windows 95. Tenía unos siete años cuando llené más de 30 páginas con una historia sobre la Segunda Guerra Mundial: un niño llamado Harry, su madre Ana inspirada en la mía y otra pila de datos que agarraba de documentales que pasaban por televisión. Pasaron cosas en mi vida después. Los kilos de más que atormentaron mi infancia, mi habitación y yo encerrada en ella dentro de la casa de mi abuela, mi madre fuera del país, la pena y el poco valor que le dí al taller de poesía al que me llevaba Talao, donde yo era la mascota de una docena de ancianos que aplaudían con ternura. Terminé por empatar el luto de mi madre con el primer amor, por estudiar periodismo, perder luego la virginidad y la resistencia al duelo. Consentí el dolor, me acosté con chicas y me fui de casa y de Medellín. Vine a Bogotá para trabajar en un periódico y escribí noticias de muertos que me hacían llorar. Ahora tengo poemas y todavía veo documentales.

[10:59 p. m., 5/7/2020] +57 316 4139532: Madre no expulsaste la placenta completa

 

Este cordón de lana invisible fue olvidado por la doctora que me sacó

entre la sala de partos y la incubadora

se estiró la cercanía

cuán lejanas, tan juntas

en los ojos que me diste con tu color

en la parábola retoñada de tus caderas

ánima cuya voz detenta tu voz

Quizás vaya amarrada del ombligo a una cuerda pendida del sol

si existiera el cielo solo tengo que seguir la rienda

apretarla apenas intuya el calor de una trenza

hecha de conchas marinas

ascender a la hondura del Paraíso

No expulsaste la placenta completa, percibo en este cable

tu palpitación

Si me pegaran un oído al pecho

confundirían los latidos

Madre

los huesos

los silbidos.

 

Partida

Luciana, Camila y Adriana

 

Cuando me hablabas se encendían todas las luces del pueblo

tigra qué extensa es la selva los días de melancolía,

no olvides hacerme el amor entre lágrimas 

 

Ella echaba toda la leña al fuego y toda la carne al asador,

escaladora de rodillas peladas como manguitos golpeados de árbol:

haré un lugar bajo la mesa para los recuerdos tercos

 

Hoja de miel, hoja del árbol del conocimiento, ¿cómo serás, querida?

desnuda en el agua de mis retornos

pescadora que me voy, que ya no puedo explicarte

 

Llorar como caballo viejo que se hizo libre de estribos

cabras de páramo, déjense caer ante el vacío

¿cómo se honra a quién se maldice?

 

Daniela Sandoval, marzo del 98, le gustan las empanadas con ají, las calles del centro por la noche, la lluvia ebria con los amigos en las calles peligrosas, es licenciada en lingüística y literatura, actualmente dirige la revista de poesía "Vitalogía, ¡poesía a la lata!" que ha publicado dos ediciones: Edición 0 Nacimiento 2018 II y “No acabo de nacer y ya estoy pagando” 2019II. También le gusta la gestión cultural y ha participado en la apertura de espacios culturales de difusión de la poesía como "Tejido a tierra" en el Centro de Memoria Paz y Reconciliación 2019 II y el primer festival "Mujeres hablando y haciendo" 2020 I. En proceso de publicación con la Silla Renca se encuentra su único poemario terminado “Poemitas rabiosos para leer en movimiento”.

T__R__Á__N__S__I__T__O______

 

____subir al bus y tener que soportar

e l c u e r p o e x t e n d i d o s o b r e l o s s u d o r e s m a t u t i n o s

contorsionar el cuerpo

para recibir el aplauso de nadie

y luego bajar casi rodando del gran carro rojo de los payasos tristes

mientras surge el intento de perderse en la mirada de un bizco que extiende las manos para entregar partecitas de un cuerpo rosado ___________

______salir y ver en las motos

a un par de burros con casco

preparados para ingresar en la esfera mortal de la prisa

e  e e  s  t  i i i i i r  a a a a r           l       a a  a  a  a    s     v   o   o   o   c   a  a  a  a  l  e  e  e  s 

parpadear

sonreír en la cuerda floja por hambre

caminar por encima de las piedras ardientes del semáforo en rojo

y tener el privilegio del peligro entre los dedos de los pies

ver a las mujeres más flacas convertirse en gusanos

y asumir que se arrastran para sobrevivir al hastío

mientras mordisquean una navaja con deseo___

_____darle un beso escurridizo a una foca

saborear las palmas de la melancolía

tener ganas de un león entre las piernas

moverse

y liberar a los esclavos

con las cabezas alargadas

y  las sonrisas extrañas

mientras hay una entrega compacta con el movimiento

llegar a casa

no salir de ella

y tener miedo a ser devorado por las pulgas_


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