Luz Amparo Bobadilla Farfan (COLOMBIA)
LUZ AMPARO BOBADILLA FARFAN
Nacida en el municipio de Fusagasugá;
arquitecta constructora de profesión, su vida ha sido influenciada por la
lectura desde su tierna infancia, habito infundado por su madre; nació y creció
en una finca de la vereda el Jordán, donde su mundo se llenó de las historias
fantásticas que narraban sus padres y los campesinos de la región. Sus escritos
están influenciados por la magia de la vida de su padre.
Empezó a escribir sus primeros poemas y
cuentos a los nueve años, ha pertenecido al grupo de literatura de la casa de
la cultura del municipio de Fusagasugá y red de escritores RELATA, es miembro
del colectivo la METAFORA, algunos de sus poemas y cuentos se han publicado;
hoy adelanta la escritura de una novela y un compendio de cuentos y poesías,
marcadas por el realismo mágico.
ME CANSÉ
¡Me
canse! de tener el corazón fruncido.
De
manos grandes y pequeñas,
de
pieles oscuras y claras
de
besos desteñidos.
¡Me
hastíe! de olores y promesas.
Me
llenaron de huellas por mi cuerpo
de
dedos y de toques.
Me
arrinconé en mi esquina temerosa
de
recorrer la vida tras promesas.
¡Me
cansé! De palabras rebuscadas.
Ahora
huyo, de mentiras absurdas
de
canciones y dedicatorias.
Busco
el sol de mi propia existencia
mi
calma y felicidad perdidas.
¡Me
cansé! Que se llevaran cuerpos
Mis
aromas y mieles.
Se
quedó una espina en mi alma dormida
¡esa
profusa vida vacía ¡quedara en el olvido.
¡Me
cansé ¡de fijar mis pupilas en imposibles.
De
vivir de lisonjas y limosnas
de recoger
las boronas de la mesa,
de ver
los perros partir con mi corazón a cuestas.
¡Me
cansé ¡vencida de luchas y tormentas.
De
dolor y de lágrimas.
Dejo la
tristeza atrás en las batallas
y el
corazón dormido entre mi pecho.
¡Me
canse ¡Dejare abierto el pensamiento
Por si
brilla el sol en mi ventana
Llena
estoy de sentimiento.
Mis
penas se las dejo a los buitres
como
carroña.
¡Porque simplemente me cansé de haber sufrido!
LAS ESTACIONES
Dejare ¡que las estaciones
pasen, por mi vida ¡
las mirare despacio; por si una cana
asoma en mi cabello. Veré los inviernos noctámbulos
pegarse a mi ventana, cubrir con su escarcha
mi sonrisa; trémula y fría pegare mis palmas al
cristal.
Dejare ¡que el otoño, saque
arrugas en mi frente
que las hojas naranjas caigan sobre mis dedos,
que el infinito de mi existencia etérea,
se despliegue sobre mis olvidos.
Que vibren a lejos los recuerdos en mi memoria.
Dejare ¡que las flores de primavera
broten como capullos
que llenen de fragancias dulces las praderas.
Que mis pies se deslicen sobre tapiz purpura de pomarrosas;
que los cambulos inunden de amarillo y naranja el horizonte,
que los gualandayes rayen de purpura y violeta las montañas.
Dejare, que la lógica tome
mis sentidos sencillamente;
aceptare, que esas estaciones forman mi vida.
a pocos se ira muriendo mi primavera, porque
la rosa es más bella en el ocaso de su agonía,
su capullo extiende fulgurante antes de su muerte.
Dejare, el modelo de vida que tenía.
Me refundiré a vivir en esa
montaña de espejos
de agua, matorrales de café y
platanales.
Mirare los arboles de guarumo
desde mi balcón
estaré con el tazón de café humeante
por si apareces.
Dejare ¡un espacio en el
corazón; para recordar que era el amor.
cuando la muerte se acerque le mirare tranquila, su rostro oscuro
la esperare recostada en la hamaca de flecos, frente al valle
¡Ah estaciones de mi vida ¡Ah
otoño que te acercas¡
Te espero aquí ahora de manos rugosas y cabellos claros.
Dejare¡, que los cristales de
la ventana se llenen de neblina,
refundiré mis pies en la nieve de mi invierno,
mirare los arboles blancos bordear mi horizonte
diré adiós, con la mirada vacía, cuando el arco iris
raye el firmamento; allí solo allí, dejare mi último suspiro.
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