Edgar Manuel Peralta Mejía (COLOMBIA)



EDGAR MANUEL PERALTA MEJIA

 

Nació en el municipio de Fonseca departamento de la Guajira un 23 de Abril de 1969, su padre fue un influyente líder social de la región, amante de las tertulias literarias y el tiple, de ahí seguramente vienen su inclinación por el arte, desde niño se destaca en la actividad cultural en su época de estudiante, perteneció a diferentes grupos de teatro colegiales y concursos de poesía, llegando a publicar en revistas locales y programas de radio.

En el año 1989 ingresa a la facultad de Ingeniería de Minas dela Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, un punto de inflexión descendente en su creación y participación literaria, la academia lo absorbe y la musa se adelgaza al punto de no crear contenido literario, en sus últimos semestres retoma el camino y crea el festival de poesía upetecista, alcanzo a dirigir tres versiones, en 1996 regresa a la guajira y ingresa a laborar como ingeniero en la mina Cerrejón demostrándose una vez más la incompatibilidad de su profesión con su actividad artística.

Desde el 2014 retoma su pasión y decide darle rienda a su trabajo y ha venido impulsando eventos poéticos en la Guajira, Hoy en día coordina el colectivo afroguajiro ETNIKOS  en el cual impulsa el rescate de la cultura afrocolombiana en el departamento de la Guajira.

 


NOSFERATU

Cómo el mortífero vampiro

haces de la noche tu aliada,

irrumpes sorpresiva

con fuerza incontenible

y en las fauces me sujetas

mientras clavas

tus agujas de marfil,

en la piel de la presa

 ya agotada

por los trajines

del diurno ajetreo

y cuando extraes

toda esencia de vida,

inoculas éstas ansias

de tenerte.

 

Como un zombi

que persigue tus aromas

voy por el mundo

deambulando

dando tumbos,

no coordino

y tropiezo torpemente

al no encontrarte,

voy de mis besos.

 

Sufre el alma soñadora

por la ausencia

de la mitad

que la completa,

ni la muerte

me libera de condenas

en tus brazos

fui convertido

en Nosferatu. 

  

IMPREGNACIONES

 

La brisa pasaba

y se intercalaba

entre  las hojas

de los árboles.

Arrastraba en ella

partículas diminutas

de todo lo que encontraba

a su paso.

Algunas veces las dejaba

en cualquier lugar

depositadas.

Otras,

las iba esparciendo

a lo largo  de su recorrido.

A medida que avanzaba

trazaba una estela de sedimentos,

huellas por si alguien

deseaba encontrarla.

Otras veces nada  soltaba,

más bien recogía,

así fue como robó tu aroma

e impregnó  cada átomo del aire

de la esencia tuya.

Y aunque se paseaba

en lugares inhóspitos y sitios lejanos,

nunca se deshizo de tu olor.

Lo tomó para sí.

Desde entonces

habitas en todos los lugares

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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