Marisela Segoviano López (MÉXICO)
Seudónimo: Marise
Segoviano
Inicio mi carrera
como escritora formalmente en 1997, en la ciudad de Guanajuato.
Doy a conocer mi trabajo en talleres de literatura para poetas y escritores de la universidad de Guanajuato, bajo la supervisión del Mtro. Demetrio Vázquez Apolinar, (Dyma Ezben) y en tertulias del Estado de Guanajuato. Impartí cursos y talleres particulares con alumnos de secundaria y preparatoria. Los cursos fueron impartidos en la telesecundaria N0 9 de Pénjamo, en el Colegio Juan Duns Escoto de Irapuato, Gto. Nací y vivo en la Ciudad de Guanajuato, Gto. México, el 15 de mayo de 1967 Soy maestra en secundaria. Y tengo un libro editado por el Sindicato Nacional de Maestros (SNTE) Titulado: Intimando al amor.
EMPIEZO EN OLVIDO
Para no caer,
me es difícil decidir; cuestión de suerte.
Combatir el orgullo en el interior de una celda,
me repito:
No hace falta nadie.
Nadie hace falta a nadie.
Pero me engaño al decirlo
y empiezo a olvidar
en la vena que desangra.
No importa si vivo sola,
oirás mi voz hasta la hora de mi muerte,
aprendo a desafiar lenguas y penurias.
No hay hombre que dé silencio a mis ideas,
he conocido necios y obstinados.
Y pienso:
No haces falta.
No hace falta nada.
Convencida estoy que el destino es ir sola.
Y apareces con hambre,
deseando reposar en mi cuerpo
las horas que no estuviste dentro.
NADIE
MUERE
Sosegada tu alma en la cima de la Bufa,
puedo sentir desplegar tus pasos
y el olor a tierra mojada.
Se desliza una agonía
¿Cómo consolar la desdicha?
Tomo tu mano para tocar un alma
y en ella te pierdes sin cuestionar enigmas.
El viento frío
congela tu ausencia,
estás tan sereno en el ataúd que arropa tu cuerpo.
No habrá abrazos
después de tu muerte
y buscarás la otra vida.
Y a los hijos que hoy dejas,
¿cómo les digo que has partido?
Aprendo:
No se muere en la muerte,
se muere en tu vida.
NADIE
MUERE
Sosegada tu alma en la cima de la Bufa,
puedo sentir desplegar tus pasos
y el olor a tierra mojada.
Se desliza una agonía
¿Cómo consolar la desdicha?
Tomo tu mano para tocar un alma
y en ella te pierdes sin cuestionar enigmas.
El viento frío
congela tu ausencia,
estás tan sereno en el ataúd que arropa tu cuerpo.
No habrá abrazos
después de tu muerte
y buscarás la otra vida.
Y a los hijos que hoy dejas,
¿cómo les digo que has partido?
Aprendo:
No se muere en la muerte,
se muere en tu vida.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por participar