Rebeca Urazán Benítez (COLOMBIA)


 

Rebeca Urazán Benítez, nació en marzo de 1987. Se formó como Licenciada en Biología (Universidad Distrital Francisco José de Caldas), lo que no sería impedimento para que siguiera su proceso de aprendizaje en edición de textos y escritura. Magister en Educación (Universidad Pedagógica Nacional) y ganadora del XIII Premio Nacional de Educación Francisca Radke (Organizado por la Universidad de Antioquia y Universidad Pedagógica Nacional de Colombia); 1er lugar –poesía- en el Concurso Relata del Ministerio de Cultura de Colombia Versión 2019; 1er lugar en Leamos la Ciencia para Todos 2018 -2020 en Categoría Texto Libre Organizado por el Fondo de Cultura Económica México y Tercer lugar de la XVII versión del Concurso Nacional de Poesía Eduardo Carranza (Colombia) organizado por la Secretaria de Cultura Sopo- Colombia.

La mayor parte de su obra se desarrolla en la poesía; se ha vinculado en varias ocasiones a talleres locales de escritura de la ciudad de Bogotá- IDARTES, incluyendo el Primer Taller Distrital de Poesía de Bogotá y el Taller de poesía de la ciudad de Bogotá Los Impresentables-2019 y 2020.

 

1.      LAS TEJAS

 

En la escuela

una teja roja abraza a la otra

Como en un mar de olas carmesí brillando al sol

las tejas se recuestan en las paredes blancas

y en sus espaldas sostienen palomas negras.

 

Las tejas son silenciosas

casi siempre

excepto cuando llueve

Entonces

cantan en coros estridentes

que les ganan a las voces de los profesores

y a los gritos de los niños.

 

Las tejas permanecen en silencio

porque escuchan nuestras conversaciones

Los comentarios de las aves que esperan las sobras

Las apuestas en el juego de las moneditas

Los que se cruzan en el cambio de clases

y cuentan todo con los ojos.

 

Las tejas nos escuchan y callan

pero no son prudentes

Cuando llueve

las tejas gritan todos nuestros secretos.

 

2.      TERAPIA NEURAL

 

Empezó preguntando por la forma de mi dolor

Porqué el dolor tiene muchas formas.

Le mostré que mi dolor es una serpiente

con su cuerpo frio me despierta

se enrolla sobre mis sueños ahogándolos cada mañana.

 

Pregunto por la intensidad

Le dije que era intenso

como la soledad de los ancianos

Inexplicable como las preguntas

de los desahuciados.

Él movió su cabeza de forma afirmativa

diciendo que podía entender.

 

Me explicó que nadie sabía de mi dolor más que él

porque nunca lo había sentido.

Me entrego una jaula para tratar de atraparlo

haciendo mis noches menos largas y entretenidas.

Mostró que vendían la normalidad en comprimidos

Recetó alivio en inyectables y una terapia neural.

 

Luego salí tranquila con la seguridad que antes de cruzar la puerta

Él ya habría olvidado mi nombre y el motivo de mi consulta.

 

 

 

 

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